¿Y tú, a qué le tienes miedo?

Si contestamos esta pregunta sin pensar, muchos, probablemente la gran mayoría de nosotros responderíamos cosas como estas:  A las alturas,  a que nos deje la pareja,  a la soledad, a no ser suficiente, a decepcionar, a la oscuridad, a la falta de dinero, a no ser una buena madre o padre…

Realmente los miedos nos paralizan, nos inmovilizan y nos colapsan a niveles tan extremos que nos perdemos en ellos, permitiendo que nuestra brújula divague sin rumbo en nuestro interior, dando paso a una vida gris, monótona, aburrida y llena de situaciones en caracolillo que no tienen fin y nos llevan una y otra vez a la sensación de inapetencia, cansancio, rigidez.

Siempre hay un momento clave en nuestra trayectoria de vida en la que entramos en una crisis, llamémosle «crisis existencial»  a raíz de un cumpleaños los 30, los 40, los 50…. o después de un divorcio, la pérdida de un trabajo, una pandemia que nos pone la vida patas arriba, la ausencia de un de ser querido… Siempre, siempre hay un día que tu botón mágico hace clic, y le llamo mágico, porque gracias a el sientes la necesidad de moverte de donde estás.

Es ese  preciso instante donde el gris pasa a negro oscuro, la ansiedad se transforma en aliada y si no la escuchamos el cuerpo se sigue manifestando, y tu día a día se convierte en  un laberinto al que no le encuentras salida.

Justo ahí en ese embrollo de circunstancias descontextualizadas  aparece la luz de nuevo, que emerge de tu grieta más profunda. Esa luz interna y propia que es la que te muestra el camino infinito de ida y vuelta a ti, porque todo empieza en ti y termina en ti.

Como sientes vives, lo que cambias dentro se refleja fuera y así un sin fin de frases hermosas que probablemente habréis leído repetidamente en rrss, pero que realmente son ciertas, no hay nada que buscar fuera, TODO está en ti.

No quiero parecer dramática en mis reflexiones, leerme con una leve sonrisa en los labios por favor, nada es para siempre, así que si en este justo instante estás en este caos hermoso de la desconexión y de repente te haces consciente de ello, felicítate, abrázate, os mando también mi abrazo cálido porque sé perfectamente lo que es sentirse así  para después florecer de nuevo, emerger bonito y brillar sin miedo.

 Os juro que no son tan solo frases hechas, bien sonantes y bellas, que también. Son verdades nacientes en mí en ti, en el momento que pones consciencia  plena en tu vida, es cuando realmente te ves y sin más, percibes que así no puedes seguir. Curiosamente te sientes fuerte y a la vez lo suficientemente perdido como para pedir ayuda si así lo crees conveniente, y ahí donde pones hilo en la aguja y enhebras tu vida de nuevo.

Es necesario que mires tu vulnerabilidad con amor, y así es como te conectas a ti de nuevo y dejas de temer a tus miedos.

Os cuento todo esto porque lo he transitado, lo he sentido, la perdida, la angustia, la desesperación la desconexión , todo ha habitado en mi. Comparto este texto desde la humildad, el respeto y el amor hacia mí, y hacía todas y todos los que os sintáis o estéis viviendo un momento parecido.  

Sin duda alguna una de las cosas que me ha alejado de mi a lo largo de mi vida han sido mis miedos. Miedos infundados, miedos contraídos, miedos heredados, miedos propios, todos esos miedos han sido mi mayor obstáculo y también mi mayores maestros.

Ahora mis miedos y yo, somos mejores amigos, ahora ya no nos rehusamos, y cada vez que aparece o llama a mi puerta con cierta timidez,  le invito a entrar de nuevo y juntos saltamos al vacío, ya no hay sitio para la parálisis, el estancamiento, ahora atravesamos los retos, los senderos del destino con valentía y nos reímos y lloramos juntos. No importan cuan difícil se pongan las cosas cuando propia luz tiene salida desde tu grieta más profunda, cada uno la suya, no importa el tamaños de  la misma, todas y cada una de ellas merecer ser amadas.

En fin, desde este mi pequeño rincón de confesiones os invito a coger vuestros miedos de la mano y que los invitéis a vivir la vida con vosotros, no los repudiéis más, incluirlos, amarlos como son, y seguir, seguir , seguir sin prisa pero sin pausa, con miedos o sin ellos, respirar y seguir.

¿ Y tú, a qué le tienes miedo?

Sandra Salvadó

Gracias por todo lo que soy

Gracias por todo lo que tengo

Gracias por todo lo bueno que ahora fluye hacia mi

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Sandra Salvadó

Taróloga, Coach y Creadora del concepto Divorciarse con Amor, El Arte de Amar(te).

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