Querido destino se amable con nosotros que estamos un poco sensibles

Llega el otoño, y parece que a uno se le pone la emoción por días, por horas acorde al caer de las hojas y las horas de luz robadas al sol por el mes de octubre.

¡Ay! … ¿no sé qué me pasa? ¡Ay! suspiros de todo me cuesta… Hay muchos ¡Ays! en el aire, quizás solo quizás sea  por falta de rutina después de meses de tener la vida boca abajo por el cierre temporal de nuestras existencias debido a una pandemia que nos ha cogido a todos desubicados, pero que ciertamente cada vez vivimos mejor eso de estar instalados en una nube de incertidumbre diaria.

Aprendemos a lidiar con los imprevistos, con las sorpresas, con los frenos que nos impone el destino, respiramos y seguimos.

Siento en el ambiente cierto vestigios de responsabilizar al otoño, de todos nuestra inquietud, cuando quizás solo quizás los únicos dueños y responsables de nuestra contrariedad e insipidez seamos nosotros mismos, que tendemos siempre a culpar a ajenos de todo aquello de lo que nos somos capaces de responsabilizarnos.

¡Ay!… que si el otoño que me quita energía, ¡Ay! que si el gobierno …¡Ay! que si mi pareja… ¡Ay! que si mi ligue.. ¡Ay! que si mi amiga ¡Ay! que si mi jefe ¡Ay!  que si mi compañero de trabajo… quizás, solo quizás debamos darle vuelta al espejo y mirarnos con amor y tomar las riendas de nuestro camino.

A veces nos sentimos cómodos en la queja, vivimos instalados en el sofá de antaño, ese sofá desde donde tirábamos balones intentando hacer canasta pero que en la mayoría de ocasiones no acertábamos en nuestro tiro.

Quizás solo quizás, sea el momento de vivir en otoño con la energía del verano, dejar que el invierno llegue y sigamos cargados de luz y de color como decía la canción de Marisol, porque la vida no sé si es una tómbola, pero es un lugar bonito, mágico y muy especial, es esa oportunidad que tenemos todos de regalarnos momentos únicos, conectar con gente preciosa, trabajar en lo que nos gusta, conocer, ser, estar, descubrir, vibrar, amar, reír, llorar, intensamente, suavemente, con subidas y bajadas, peros siempre conscientes y amorosos hacia nuestro yo hacia nuestra vida.

Quizás solo quizás vivir con responsabilidad y sin queja sea mucho más divertido que lo contrario, quizás si probamos nos guste tanto que no querremos volver al sofá de antaño.

Vivamos en otoño como si fuera verano, invierno y primavera, vivamos sintiendo cada una de las estaciones pero decidiendo qué, cómo y con quién… somos dueños de nuestro destino y nuestro camino no es eterno.

Releyendo lo escrito siento cierta nostalgia otoñal en el texto,  querido destino sé amable con nosotros porque estamos un poco sensibles .

Sandra Salvadó

Gracias por todo lo que soy

Gracias por todo lo que tengo

Gracias por todo lo bueno que ahora fluye hacia mi

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Sandra Salvadó

Taróloga, Coach y Creadora del concepto Divorciarse con Amor, El Arte de Amar(te).

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